Ohi Day (o «día del no» en castellano), es una festividad que se celebra en Grecia cada 28 de octubre en conmemoración al rechazo ofrecido por Ioannis Metaxás al ultimatum dado por Benito Mussolini en 1940, en el que se exigía permitir la entrada y ocupación de sus tropas en ciertas localizaciones estrategicas.
La respuesta fue un simple «no» (óχι), el cual desembocó en una batalla conocida como Operación Marita.
Puedes leer algo más sobre este día en este artículo en Wikipedia, o continuar leyendo esta entrada para aprender la valiosa lección ofrecida por el pueblo griego.
[Tweet «Ohi day, celebra tu día oficial del NO»]
Esta lección no es otra que aprender a decir que no.
Por supuesto no se pueden comparar las condiciones y consecuencias de aquella situación con las tuyas propias, pero hay varios factores comunes que se aplicarán de igual forma.
Por suerte tú no te encuentras en la tesitura de tener que tomar una decisión que pueda desembocar en una guerra con decenas o cientos de muertos, pero estarás tomando otras tantas que puedan llevarte a librar tus propias batallas personales.
Estamos muy acostumbrados a decirle que sí a todo. A fin de cuentas es la respuesta fácil, al menos en un principio.
Un «sí» puede ser muy positivo, de hecho Richard Branson (para mi gusto uno de los mejores emprendedores de la época) es conocido entre los miembros de Virgin como «Dr. Yes» (Doctor sí) debido a que siempre cree que hay una solución para cada problema. «No se puede» no está en su vocabulario.
Sin embargo hay muchos «sí» que son negativos y que pueden acarrearte consecuencias más perjudiciales que positivas.
Estoy hablando sobre el hecho de querer hacer todo, y en consecuencia, decirle que sí a todo.
Cuando alguien te pregunta si quieres unirte a su nuevo proyecto web automáticamente respondes con un «sí» sin pensártelo dos veces, cuando alguien quiere contratar tus servicios de nuevo respondes afirmativamente sin pestañear; ¿tienes una nueva idea? comienzas a trabajar en ella desde ya, ¿te hablan de una buena serie? Veamos todos los capítulos.
Y así, un largo etcétera.
El problema es que cuando dices sí a todo estás diciendo que no a otras tantas (normalmente más importantes), incluso puede que intentes abarcar tanto que al final no consigas nada de lo que te propongas.
Decirle que sí a todo es en la mayoría de las ocasiones la culpable de que ahora tengas la sensación de que faltan horas en tu día, de que no tengas energía para luchar en todos tus frentes abiertos, y de que tengas decenas de cosas por terminar.
Aprender a decir que no, tanto a ti mismo como a otras personas, es una poderosa herramienta para crear ese tiempo que te falta y así poder trabajar en tus verdaderas prioridades.
Ojo, negarse a algo tiene consecuencias.
No tan dramáticas como una guerra, pero las tendrá. Quizá ese cliente no vuelva, el proyecto web triunfe y tú no formes parte del mismo, esa gran idea se quede en el cajón para siempre, o te pierdas una serie de calidad.
Visto así de nuevo podrías pensar que decirle que sí a todo es lo adecuado, pero resulta que no negarse (decir sí) también trae consecuencias.
Si te apuntas al proyecto web, a trabajar con el nuevo cliente, y a desarrollar tu idea, quizá lo acabes pagando con tu salud, con alguna relación importante a la que has dejado de prestar atención por falta de tiempo, o como suele ser lo más común, con la frustración de sentir que no avanzas en absolutamente nada.
Más no es siempre mejor.
Cada vez que digas «sí» a algo o a alguien se consciente de que en el fondo le estás diciendo «no» a otras cosas.
El reto del Ohi Day
Como ves todo lo que acabas de leer poco o nada tiene que ver con el «Ohi Day» original, pero nada mejor que reutilizar el «día oficial del no» para recordarte que es una palabra que deberías comenzar a utilizar más a menudo.
En el momento de publicar este artículo es 28 de octubre, pero aunque estés leyendo esto uno de los otros 364 días del año, te reto a que celebres hoy tu Ohi Day personal, y le digas que «no» a algo que tengas entre manos y que probablemente te esté perjudicando.
Puede ser cualquier cosa:
- Un cliente,
- Un libro que tienes a medio leer desde hace semanas,
- Una idea que llevas desarrollando en paralelo durante meses,
- Un blog que ya no te aporta valor pero continúas leyendo por costumbre…
Lo que sea.
Simplemente analiza las consecuencias que podría acarrearte y toma la decisión adecuada, porque un no siempre representa un sí en alguna otra área de tu vida.
¿A qué vas a decirle que no?
Espero que esta entrada te haya resultado útil,
Un fuerte abrazo,
Javi